- El futuro de la movilidad es muy prometedor. Hablamos de las diferentes alternativas que se perfilan a corto, medio y largo plazo, como el coche eléctrico, el coche de hidrógeno o los combustibles sintéticos.
- La Unión Europea está presionando para una rápida descarbonización del transporte, pero ¿es viable? ¿Se están haciendo bien las cosas? Resolvemos tus dudas con la ayuda de José María López Martínez.
Ya sabéis que nos gusta hablar del futuro de la movilidad. Coches eléctricos, coches de hidrógeno, combustibles sintéticos… Y lo cierto es que no se me ocurre mejor persona para hacerlo que José María López Martínez, director del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil (INSIA) y Catedrático de Transportes en la Universidad Politécnica de Madrid. ¡Un auténtico pozo de sabiduría en el mejor de los sentidos!
Podéis creerme si os digo que se trata de una de las personas que más conoce en España el coche eléctrico y los combustibles alternativos. Hoy tenemos la suerte de que nos acompañe para arrojar algo de luz sobre estas temáticas de ferviente actualidad. A través de una interesante entrevista, vamos a conocer más a fondo la situación actual del sector y el prometedor futuro de la movilidad que nos espera ¿Te apuntas?
D: ¿Cuál es la actualidad y el futuro de la movilidad?
J.M.: Lo cierto es que el coche eléctrico no está despegando a la velocidad que cabría esperar dadas todas las ventajas que tiene, tanto para el bolsillo del consumidor como para el medio ambiente. En realidad, hablamos de un rendimiento imbatible frente a otras formas de propulsión, de hasta el 80 por ciento, frente a un 21 por ciento de los motores tradicionales.
Yo creo que hay un error de base: los fabricantes han desarrollado el coche eléctrico, pero el consumidor no ve infraestructura. Por esa razón se mantiene prudente y apuesta por los vehículos autorrecargables. Personalmente, veo complicado llegar a las cifras que plantea el Gobierno de entorno a cuatro millones de vehículos eléctricos para 2030. El coche eléctrico crecerá, pero a un ritmo más lento.
Se plantea además otra cuestión: el corazón del coche eléctrico es la batería y en la actualidad el litio es el metal rey. Hablamos de un metal muy cotizado en múltiples dispositivos y las reservas son limitadas. Es más, se habla de que en 10 años podríamos tener problemas de suministro. Además, gran parte de las reservas de este metal están en manos chinas, y los problemas geopolíticos actuales pueden suponer un problema para el coche eléctrico en el futuro.
Esto nos hace reflexionar acerca del reciclado de las baterías: hemos de ponerlo ya en marcha. Hoy en día, no existe otra alternativa viable a las baterías de litio. Incluso, las baterías de estado sólido tienen una base de litio, y no parece que a lo largo de esta década la vayamos a desarrollar. Una alternativa quizá podría ser el vehículo eléctrico de tracción.
El motor eléctrico de tracción de estos vehículos es un motor síncrono de imanes permanentes. En la actualidad, estos imanes permanentes emplean metales raros como son el neodimio (Nd) y el samario (Sm). El problema es que su explotación se lleva a cabo en minas de África que en su mayoría están controladas también por China, lo que a futuro puede suponer un problema.
En resumen, hemos de solucionar una serie de cuestiones antes de empezar a ver de forma masiva automóviles eléctricos en nuestras carreteras.
D: ¿Entonces hemos de buscar alternativas como el coche de hidrógeno?
J.M.: El hidrógeno no existe en la naturaleza como tal, hay que producirlo, pero sí que es cierto que este gas puede suponer una independencia energética tremenda. Cualquier país puede producirlo y lo que es aún mejor, hacerlo de manera limpia. De hecho, España podría ser un gran productor de hidrógeno. Además, cuenta con la ventaja de que se puede almacenar en grandes cantidades.
El hidrógeno se puede aprovechar de dos formas: como combustible en motores de combustión, como están probando algunas marcas en competición; y para suministrar electricidad un motor eléctrico gracias a una pila de combustible. Esta segunda opción es, por ahora, la que gana un mayor peso, dado que es la forma en la que obtenemos un mayor rendimiento, cercano incluso al de los coches eléctricos de batería (entre un 85 y un 90 por ciento).
Cabe destacar que todavía hay que pulir algunos aspectos relacionados con el funcionamiento de la pila, ya que actualmente en el mejor de los casos el rendimiento obtenido es aproximadamente del 60 por ciento. En cualquier caso, la pila de combustible es una alternativa viable con cero emisiones en el punto de uso que se seguirá desarrollando. Eso sí, al igual que ocurre con el coche eléctrico, debe existir infraestructura, si no el consumidor no los va a comprar.
D: Entonces, ¿es evidente que la Unión Europea va más deprisa de lo que marca el sentido común?
J.M.: Desde mi punto de vista, la Comisión Europea ha propuesto un horizonte demasiado arriesgado. Prohibir la venta de vehículos de combustión (incluidos híbridos e híbridos enchufables) en 2035 pone al sector del automóvil contra las cuerdas y le deja sin opciones. En Europa vamos a estrangular al sector, mientras que otros países como India o China no van a tomar ninguna medida al respecto.
Confío en que el horizonte se vaya alejando para permitir un desarrollo adecuado de estas y otras alternativas como los coches de hidrógeno o los combustibles sintéticos (e-Fuels). Se debe contar con todos los actores implicados, porque lo que afecte a las empresas va a afectar a los consumidores. En esencia, hay que avanzar poco a poco, no a golpe de imposiciones.
D: Para terminar, ¿podrías darnos un vaticinio del futuro de la movilidad de aquí a cinco años?
J.M.: Yo creo que en ese período seguiremos en la misma tendencia de evolución hacia la electrificación del parque automovilístico. Confío en que veamos una recuperación de las ventas, donde los híbridos e híbridos enchufables ganarán un mayor peso. Y lo harán a largo plazo, más allá del horizonte 2030.
El coche eléctrico puro, en principio, seguirá el mismo ritmo de estos últimos cinco años, sin un cambio significativo en esta década. Por su parte, la pila de combustible no creo que consiga tampoco un gran desarrollo en apenas un lustro. Cosa distinta será a medio y largo plazo, aunque todo dependerá de la situación geopolítica.
A la luz de las palabras de José María, parece evidente que no podemos dar pasos de gigante sin alternativas viables. El futuro de la movilidad no debe ser una cuestión política, ya que todo el mundo debe tener una alternativa para moverse. Hay que mirar hacia un futuro más limpio, pero con cabeza.
Muchas gracias por tu aporte de sabiduría José María, un fuerte abrazo.