- La clave del mañana estará en alcanzar la eficiencia energética y lograr una movilidad sostenible. Existirán diversas formas de propulsión que se adaptarán a las necesidades propias de cada individuo.
- La movilidad eléctrica es una de las soluciones del mañana, pero no será viable para todo el mundo fuera de las smart cities. Es vital que exista un amplio abanico de energías alternativas.
La transformación de la movilidad ya está en marcha. Hoy día nos bombardean, constantemente, con conceptos como movilidad sostenible, smart cities o eficiencia energética, pero para muchos siguen siendo términos abstractos. Para poder comprender el futuro es necesario comprender primero el presente; y para ello debemos ser conscientes de que se está produciendo un cambio.
Según señala la ONU, la población mundial aumentará desde 7,8 miles de millones a 9,7 para 2050. Por otra parte, las previsiones son que las zonas urbanizadas alcancen, para esa fecha, el 68%, frente al 55% actual. Esto, indudablemente, traerá consigo un aumento en la demanda global de la movilidad. En concreto, se prevé que la flota global de vehículos crezca de 1.2 miles de millones hoy a 1.6, en 2040.
En este contexto, es necesario transformar la forma en que nos movemos; así como mejorar los servicios de movilidad. El fin debe ser ofrecer más movilidad con menos impacto. Esa es, precisamente, la razón por la cual la búsqueda de nuevas formas de propulsión se ha convertido en el mayor desafío de la industria del automóvil.
Sin embargo, dentro de esta necesidad de cambio, hay que ser conscientes de que no hay una única solución posible. La movilidad debe adaptarse a nuestras necesidades, al igual que nosotros debemos adaptarnos a las necesidades del planeta.
Smart cities y la movilidad sostenible, pero ¿Y más allá?
La movilidad eléctrica es uno de los principales ejes de la movilidad urbana en las smart cities, pero no puede ser la única. Si bien cada vez se está avanzando más en este sentido, impulsando medios de transporte sostenibles y desarrollando tecnologías que amplíen las opciones, como la infraestructura de recarga, hemos de mirar más allá.
Quien viva en la ciudad, o en el extrarradio, y recorra pocos kilómetros diarios podrá beneficiarse de las virtudes de un coche eléctrico. Incluso, aprovechar los beneficios que nos ofrecen otras propuestas como el car as a service. Sin embargo, aquellos que viajan con frecuencia, deberán tener a su disposición una movilidad de gran autonomía. Pensemos, por ejemplo, en los transportistas.
Estamos de acuerdo en que la movilidad eléctrica ayuda a reducir las emisiones nocivas, disminuyendo la contaminación medioambiental y mejorando la calidad del aire y la vida en las ciudades. Sin embargo, no todas las personas tenemos las mismas necesidades. Muchos creen que el coche eléctrico es la opción más viable porque es de lo que más se habla, pero es importante conocer todas las alternativas a la gasolina y el diésel que existen, o están en fase de desarrollo.
No hay una solución única, la clave está en la eficiencia energética
Como os comentaba, en un futuro no muy lejano existirá un amplio abanico de opciones a los problemas de movilidad. No existe una única alternativa que sea la panacea, pues en muchas situaciones, los motores alimentados por baterías no podrán cubrir todas las necesidades. En otras palabras, la electricidad no lo es todo.
Los años 2035 y 2040 son las fechas establecidas en las que estará prohibido vender coches con motores de combustión. Esto puede generarnos la impresión de que nos movemos hacia un futuro de movilidad sostenible. Sin embargo, habrá otros vehículos que tengan que utilizar otras fuentes alternativas.
Esencialmente, se trata de una carrera; una carrera con el fin último de conseguir la mejor relación entre kilometraje y costes para cada tipo de vehículo. Le hemos dedicado un artículo a los tipos de propulsión de vehículos en un futuro, pero a modo de resumen, recordemos que, como alternativa a la combustión tradicional, existen vehículos:
- Propulsados por combustibles fósiles poco o nada contaminantes, como el GNC o el GLP (hidrocarburos).
- Que combinan combustibles fósiles y electricidad, como los híbridos, microhíbridos e híbridos enchufables.
- Movidos por hidrógeno, ya sea a modo de combustible o con pila de combustible.
- Los que emplean únicamente electricidad.
- Movidos por biocombustibles, un tipo de combustibles derivados de fuentes renovables que cuando se queman no liberan CO2. Ejemplos de ello son el biodiésel que ya existe en España o el bioetanol.
- Los combustibles sintéticos, una interesante apuesta de futuro. Se trata de carburantes líquidos, muy similares a la gasolina y el gasóleo. Sin embargo, no proceden de fuentes de energía fósiles, sino que se obtienen de un proceso químico a partir del hidrógeno.
Como ves, es importante tener una mente abierta a la hora de hablar de la movilidad del futuro. La clave no es hablar únicamente de movilidad eléctrica, sino de eficiencia energética de los vehículos del mañana, tanto en las smart cities como fuera de ellas. Una alternativa para cada necesidad.